La RMC forma parte del complejo reacción adversa a medicamentos (RAM) que es por definición todo efecto no deseado ante la administración de un de un fármaco, droga ilícita o combinación de estos, fenómeno es poco frecuente en veterinaria y su presentación es primordialmente de tipo gastro intestinal. Se conocen algunos factores predisponentes que pueden multiplicar exponencialmente el riesgo de aparición; genéticos, combinación de fármacos y el padecimiento de enfermedades concomitantes (los pacientes atópicos al tener la barrera cutánea alterada son más susceptibles a padecer dermatitis de contacto ante la administración de medicamentos tópicos) y especialmente de tipo viral. Dentro de las RMC los fármacos con mayor relación en el proceso son los antibióticos fundamentalmente las sulfamidas, penicilinas y cefalosporinas.
Se han registrado cierta relación racial con algunos procesos como el uso de sulfamidas en Dóberman Pincher o en el Schnauzer miniatura ante los baños con champú, especialmente antiparasitario, ante el que desarrollan lesiones a las 72 h de tipo pustular con evolución a zonas de necrosis y ulceración fundamentalmente en región dorsal del tronco. El mecanismo patológico de la RMC inmunológica responde a reacciones de hipersensibilidad de distinto tipo, predominando las de tipo I (ige) como Prurito-excoriaciones, urticaria-angioedema, cuadros maculo/papulares pruriginosos y tipo IV (celulares) como la dermatitis de contacto, cuadro de eritrodemia exfoliativa (clínica e histopatológicamente muy similares al linfoma epiteliotropo) Ampollares como Necrolisis epidermita tóxica(NET) o eritema multiforme entre otras. También, pero de forma menos frecuente, aparecen reacciones de hipersensibilidad de tipo III que pueden producir vasculopatías a nivel dermatológico o de tipo II que pueden dar lugar a cuadros pénfigo like.
Este escenario de diversidad de presentación y reacción inmunológica hace que puedan imitar casi cualquier presentación dermatológica, podríamos clasificar estas reacciones en dos grandes grupos, aquellas predecibles, asociadas al fármaco o su dosis (generalmente no inmunológicas) e impredecibles asociadas al carácter inmunológico particular de cada individuo o alteraciones genéticas relacionadas con deficiencias enzimáticas o metabólicas. La presentación de RMC podría acontecer gracias a uno de los factores facilitantes mencionados, para en futuras exposiciones en ausencia de estos no producirse, lo habitual es que estas reacciones acontezcan entre la primera y tercera semana de suministro del medicamento, dado que es necesaria la sensibilización al mismo, pudiendo ser inmediata ante reexposiciones. Estas sulen ser autolimitantes en periodos de dos a cuatro semanas tras la suspensión del tratamiento e incluso en ocasiones durante el mismo sin necesidad de retirada habiendo actuado como inductor, por el contrario, cuando el problema no se soluciona con la suspensión el medicamento habrá actuado como desencadenante, instaurándose un cuadro patológico crónico.

La reacción vacunal podría acontecer hasta 6 meses tras la inoculación de esta, el tiempo de presentación generalmente está relacionado con la modalidad de hipersensibilidad implicada. De forma simplificada podríamos decir que las reacciones de hipersensibilidad acontecen entre los 7-21 días del inicio de la terapia, las de tipo I II Y III mediadas por inmunoglobulinas de forma “inmediata” tras la reexposición y las de tipo IV (tardías) mediadas por células entre las 48-72 horas de la reexposición. De forma menos frecuente podría acontecer una RMC sin necesidad de sensibilización o presentación inmunitaria previa, activándose de forma directa las células efectoras (linfocitos T memoria) como en algunos casos de necrólisis epidérmica tóxica o el síndrome de Steven Johnson, en medicina humana se conoce este fenómeno como Concepto P-i o independiente de presentación antigénica y se ha registrado fundamentalmente en pacientes con enfermedades autoinmunes o procesos virales que han sido expuestos a un medicamento. En cachorros podría desarrollarse una RMC sin sensibilización previa a razón de los anticuerpos maternales, mientras que en animales geriátricos la edad juega un factor predisponte aumentando la probabilidad de padecer una reacción vacunal.
En consulta dermatológica es fundamental siempre tener en cuenta los fármacos a los que el paciente ha sido expuesto previamente y a los que va a estar durante el tratamiento, teniéndolos en cuenta como factor desencadénate del cuadro o de empeoramiento o modificación durante el proceso terapéutico. Lo que es un hecho es que actualmente no existen pruebas in vivo o in vitro para el diagnóstico o predicción de las RMC, la prueba gold estándar seria la reexposición medicamentosa para confirmar la reacción adversa tras su resolución, pero el riego de reagudizar una reacción medicamentosa severa no la hacen factible, adecuada o ética. La biopsia solo aporta información de apoyo al diagnóstico y varia según la presentación, en medicina humana se siguen algunos algoritmos de puntuación para aproximarse al diagnóstico y en veterinaria se han intentado extrapolar algunos similares sin considerarse de momento lo suficientemente fiables. El apoyo en la documentación de efectos previos registrados frente a determinados medicamentos podría ser el principal pilar actualmente en medicina humana, en veterinaria dicho registro es mucho menos sustancial.
Existen algunos procedimientos encaminados a conseguir una prueba diagnóstica o predictiva, que aporte suficiente fiabilidad y que este lo suficientemente estandarizada. La realización de pruebas epicutaneas o patch-test resulta de fácil utilización y bajo riesgo toxicodermico con resultados muy variables y poco estandarizados, la detección de alelos relacionados en grupos poblacionales con RAM choca de nuevo con la variabilidad de presentación de alelos en una población determinada y la falta de métodos rápidos de testaje. También se ha propuesto la granulisina producida por las células NK como un marcador precoz de SJS / NET, incluso previo de la formación de ampollas, la medición in vitro de IgE frente a un número reducido de fármacos presenta baja sensibilidad y moderada especificidad, la técnica de activación o transformación de linfocitos es prometedora, pero de momento, poco especifica, compleja y frente a un número reducido de fármacos.
El tratamiento consiste en la retirada de la medicación y tratamiento de soporte para la sintomatología desarrollada, en casos graves requerirá de hospitalización y fluidoterapia pudiendo llegar a requerir tratamiento inmunomodulador.
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